CCM 1° Clase | Clasificaciones.

Profesor: Ansem.

Aquel día, parecía menos helado que los anteriores, la marcha del invierno comenzaba a marcar una pauta sobre el clima y eso era perfecto para el Tritón, quién desarrollaría su clase al aire libre. No es que no le gustaran las aulas del colegio, pero sin duda, cerca de su medio acuático se sentía mejor. El día viernes abandonó las aguas con antelación y se vistió con las prendas que el profesor Kahl tan amablemente había creado para él, una simple túnica de terciopelo negro que cubría lo necesario, dejando a vista de los estudiantes solo sus antebrazos. Con paso tranquilo y despreocupado, caminó hasta la cabaña del guardabosques, con quién tenía muy buenas migas, y retiró unas de las criaturas que estuvo guardando allí, el guardabosques parecía ser amante de los animales y se ofreció de buena gana a cuidar de todo lo que Ansem quisiera encargarle. Guardando la criatura entre los pliegues de tu túnica, se retiró agradecido y regresó al que sería su salón de clases. Cuando creyó que ya era hora de que los chicos llegaran a la orilla del Lago, tomó asiento en una pronunciada roca, cerca de él, otras tantas rocas más pequeñas estaban dispersas a modo de asientos, diferentes tamaños y grosores, esperaba no fueran los suficientemente incómodas para los estudiantes, de igual manera. Solo sería una hora.

Con paciencia, aguardó la llegada de los primeros de ellos, sin hacerse ningún tipo de idea o juicio, en silencio y con una tranquila mirada, les dejó acomodarse. Cuando lo creyó propicio, inició la clase.

- Buenas tardes, estudiantes –su voz se oía calmada, aunque lo suficientemente fuerte para que le escuchasen todos, el tono ronco de los de su especie aclararía las dudas de cualquier curioso- Soy Ansem, su nuevo profesor de Cuidado de las Criaturas Mágicas –repasó con la mirada a cada uno de ellos, grabando en su memoria sus rostros al instante- No soy experto en introducciones y bienvenidas, pero les advertiré, que quien ose corromper, insultar o agredir cualquiera de las criaturas que os voy a enseñar durante el curso, será expulsado de mi clase de forma inmediata –volvió a repasar sus rostros con tranquilidad- ¿Está claro? Bien, ahora todos, saquen sus cuadernos.

Aún sentado sobre su roca se dispuso a comenzar la clase, siempre observando y de frente a sus estudiantes, no era de regañar a quién no estuviese poniendo atención, tenía bastante paciencia para ello, incluso permitiría llegar a ciertos atrasados. Pero bastaría con que su advertencia no se cumpliera, para que se volviera el ser más desagradable.

- Primero que todo, deben saber que dentro del mundo de las Criaturas, estas han sido clasificadas numerosas veces por el Ministerio en diferentes grupos, quedando finalmente en una clasificación de cinco:
“- Clasificación 1: Aburridas, nada peligrosas. Son criaturas que poco tienen de interesante a la vista de un mago, ya sea por su escaso movimiento, falta de belleza o poca profundidad en estudios. Como por ejemplo, el Horklump. ¿Quién ha visto un Horklump? Más de alguna familia de magos ha tenido seguro Horklumps en su jardín.”
“- Clasificación 2: Inofensivas, pueden ser domesticadas. Criaturas que tampoco representan un peligro para el mago, pero que están en mayor escala por tener mejor utilidad, en algunos casos, sencillas mascotas. Como por ejemplo, el Puffskein.”

Y sacó de entre su túnica la criaturita que retiró de la casa del guardabosque. El pequeño animalito cabía en la palma de su mano y lo levantó despacio para que todos lo vieran.

- ¿Qué me podéis decir de él? –preguntó, esperando que todos, o la mayoría, aportara con una característica propia de la criatura.

Arregló sus cosas para la siguiente clase que tendría, miró su reloj de muñequera y sonrió al ver que tenía algo de tiempo antes de llegar al lugar establecido previamente por el profesor, esa clase sin duda le hacía mucha ilusión puesto que ella tenía un pigmeo de una especie que seguramente el profesor les enseñaría, sonrió pensando si llevarlo a clase o no, pero no quería parecer presunciosa así que optó por dejarlo andar en el cuarto junto al Señor Smooth. Tomó su mochila backpack y avanzó hacía la clase, asegurándose de llevar lo requerido. Al llegar al lugar, hizo una cortés venia hacía la persona que estaba allí, lo miró con cierta curiosidad pero sin olvidar que era su profesor y luego paso a tomar asiento en una de las rocas que se encontraban por ahí, sacando su libreta y una pluma para tomar anotaciones.

Escuchó atenta la clasificación de las criaturas que el ministerio les había dado y alzo su vista hacía el profesor notando la esponjosa y linda criatura que tenía en mano, ese era un Poffskein y sin duda se parecía a su pigmeo, una cosa tan linda, no pudo evitar querer tomarlo entre sus manos. Alzó la mano rápidamente para contestar a la pregunta del profesor, esperando que le diera la palabra para no irrumpir de lleno. Una vez que obtuvo su permiso comenzó a hablar tímidamente – Los puffskein, son criaturas dóciles de forma esférica y con pelaje suave que no se oponen a que lo mimen ni a que jueguen con él, cuando esta contento emite un suave ronroneo. Posee una lengua larga, rosada y fina que la usa para buscar alimento- se detuvo un momento y luego agregó sonriendo. Esta criatura tiene como afición meter la lengua en la nariz de los magos que duermen para comerse sus “albondiguitas”. Tambien existen los pufs pigmeos que son muy parecidos a los puffskein solo que mas chiquitos. – terminó recordando a su puff pigmeo y espero que alguien más hablara para decir algunas otras cosas que seguramente le habían faltado y no había recordado en ese momento.

Pronto tendría su primera clase, no estaba nervioso ya era su segundo año en la escuela, pero igualmente su ansia de conocimiento había estado demasiado centrada en los pocos libros que su equipaje le permitió traer a la escuela, en realidad quería saber cosas nuevas y la clase de criaturas mágicas era una de sus favoritas sobre todo por la cantidad de seres mágicos que existían en el mundo, cada uno de ellos de una forma especial o para cualquier utilidad, desde mascotas hasta amigos y también compañeros en grandes luchas de la historia. Para él que vivía siempre en el mundo humano, la mayoría de aquellos seres eran imposibles de ver, ya fuera porque allí no existían o simplemente porque era imposible que pudieran convivir con los muggles. Devon camino con calma perdido en sus pensamientos hasta donde se realizaría la primera clase, por suerte sería en el exterior, era mucho más ameno pasar una clase en la naturaleza donde aquellas criaturas podían estar más calmadas y dejarse estudiar por los alumnos, dejando en ellos el conocimiento necesario.

Cuando llego algunos ya se le habían adelantado, no era alguien que le gustara resaltar así que se quedo en la parte posterior escuchando a sus compañeros, al igual que el profesor, que mostraba en su mano a un pequeño puffskein que parecía muy cómodos siendo el objeto de la vistas ajenas. Una joven de cabellos claros comenzó a hablar, dejando ir alguna información relevante sobre aquellas criaturas, lo había visto bastante ya que algunas alumnas poseían de ellos como regalos o compañía sin duda era una buena mascota que daba cariño al igual que lo recibía. Otro de los jóvenes presentes se adelanto para completar el conjunto de características de su nuevo y pequeño acompañante, así que espero asintiendo ligeramente cuando la información que reconocía de libros o años anteriores era nombrada. Aun desde la última fila pensó para si mismo en ambas criaturas nombradas por el profesor, hablándose a i mismo. Los Horklump solían ser semejantes a los hongos, poseían un color rosado y utilizaban sus tentáculos para poder conseguir comida debajo tierra como pueden ser lombrices. Solían ser bastante conocidos por invadir los espacios rápido ya que su reproducción o aparición es bastante veloz. Se mantuvo en silencio esperando de nuevo la intervención del maestro.

Se estiró perezosamente desde la cama levantándose contenta como normalmente lo hacía, sin prisas se vistió, haciéndose dos coletas, dando a su aspecto la sensación de ser mas aniñado. Tomó sus cuadernos y libros para las clases que iba a tener en el día y antes de salir de la sala común se despidió de su mascota con una caricia. –Pórtate bien no molestes a las demás- Marchó a pasó lento hacía las afueras del castillo donde se impartiría la clase de cuidados de criaturas mágicas, le gustaba eso de dar clase al aire libre más que estar encerrada en un aula.

Salió del castillo dirigiéndose al lago sintiendo como el viento frió del invierno movía su pelo sujeto en las dos coletas y acariciaba sus piernas. Sonrió a si misma pensando en que había sido buena idea el hacerse aquel peinado así no le molestaba tanto a la hora de atender a la clase. Apresuro un poco sus pasos ya que la clase iba a comenzar inmediatamente llegando en pocos minutos a ella.

Se acercó al grupo de alumnos reunidos en el lago, al llegar vio a varios de su casa acercándose a uno de ellos quedando al lado de Davon sonriéndole con suavidad mirando después al profesor inclinando su cabeza levemente pidiendo disculpas al por la tardanza. Se mantuvo quieta en su sitio escuchando las explicaciones del profesor entendiendo que expulsara a aquellos que se fueran a comportar mal con los animales, observando aquel que tenía en la mano.

Sonrió al recordar al suyo cuando era aun más pequeña, su pelaje suave y al ser tan pequeño podía llevarlo donde quisiera la única pega que podía tener de ese animal es que le guste hurgar con su lengua dentro de la nariz.

Atento, escuchó a sus estudiantes, quienes respondieron correctamente a sus preguntas, aunque la verdad, él esperaba más. Sin mostrar una sola sonrisa dejó a la pequeña criatura en su regazo y se dirigió una vez más a la clase.

- En efecto, gracias señorita Loreley, jovencito Aiden, ha sido un aporte muy contundente, pero ciertamente yo también me he leído de cabo a rabo los libros asignados por la escuela a esta materia y deseaba que me dieras más de vuestra opinión -volvió a tomar a la criatura entre sus manos y se levantó para pasearse entre los estudiante, caminaba entre rocas, pero él parecía que se deslizaba entre pulido hielo.- Jovencito, tenga –dijo llegando casi hasta el final y extendiéndole el pequeño Puffskein a un chico de Ravenclaw, Williams- Supongo que ya tienen tarea.

Aguardó a que el estudiante tomara la criaturita, para moverse de vuelta entre las rocas, manteniendo sus manos guardadas entre su túnica.

- Cuidarán del pequeño Puffskein hasta que tengan más que contarme sobre él –añade zanjando el tema y volviendo al frente para continuar con la materia- Bien, siguiente clasificación:
“- Clasificación 3: Magos competentes pueden salir adelante. Se trata de aquellas criaturas con las que se requiere cierto dominio de magia, ya sea porque resulten algo molestas o dañinas para el entorno en el que nos encontramos o porque son reacias al contacto con humanos, levemente más difícil de domesticar. Un ejemplo claro son los Hipogrifos, animales con cuerpo de caballo y cabeza de águila. Los veremos más adelante –puntualizó y continuó con lo que decía.
“- Clasificación 4: Peligrosas, requieren conocimientos especiales, solo magos experimentados pueden manejarlas. En esta clasificación aparecen criaturas de mayor tamaño, como lo son el Centauro, el Unicornio o la Sirenas y Tritones .”

Sacó las manos de entre su túnica y las llevó a su espalda, paseando la mirada por aquellos rostros que le veían en diferentes manifestaciones.

- ¿Alguna vez han tenido contacto con seres semi-humanos? –preguntó tranquilo. No sabía si su alumnado era consciente del origen de su profesor a cargo, pero sin duda, ahora mismo todos tenían contacto con uno- De ser así, se preguntarán.. ‘por qué’ se les da una clasificación 4, cuando en realidad no parecen nada peligrosas, si no más bien, civilizadas –una sonrisa muy ligera afloró en sus labios de un tono excesivamente carmesí- 10 puntos al que me diga ‘porqué’ -volvió a tomar asiento en la roca y acomodó su túnica- Y cinco puntos por cada nuevo ejemplo de criatura de Clasificación 4, solo una por estudiante.

Observó al profesor de arriba abajo mientras hablaba felicitando a los dos que hablaron sobre el pequeño animal que tenía este entre sus manos. Vio como se movía con agilidad entre las rocas y alumnos acercándose hasta donde se encontraba con su amigo y compañero entregando el pequeño Puffskein a este. Sonrió casi soltando una pequeña risita, acercando su mano hasta el suave pelo de este haciéndole unos mimos como hacía al que tubo ella, dejando de hacer para escuchar con atención al profesor.

Elevó la mano pidiendo hablar para responder a la pregunta que este hacía, comenzando hablar un poco más alto para ser escuchada bien por el profesor, con una voz firme y segura de sus palabras. – Las clasificadas en 4 lugar no solo están las peligrosas que se deben ser manejadas por un mago experimentado y las difíciles de capturar, si no que también están en esta posición todas aquella a las que hay que tratar con gran respeto. Yo creo que ese es el caso de los semi-humanos- Observó al profesor con una sonrisa en sus labios esperando que le gustara aquella contestación.

Volvió a levantar la mano por la siguiente pregunta, - El snidget dorado, por estar protegido- volvió a mirar de reojo al Puffskein sin poder evitar volver a acariciarlo, realmente le gustaba todo tipo de animales tanto los del mundo muggle como los mágicos. Escuchando con atención a los demás compañeros mientras ella se entretenía con el pequeño animal.

Después de un rato de que la clase hubiera empezado pudo ver llegar a una de las pocas personas que conocía en la escuela, era bueno verla y saber que al menos no estaría solo en aquella asignatura aunque en realidad era algo que no le importaba del todo. Espero en silencio hasta que la voz del profesor de nuevo se mostro entre todos los presentes caminando entre ellos mientras alababa a los que habían contestando, aun faltaba mucha información de aquellas pequeñas criaturas, pero en realidad nada de lo que los libros podían enseñarte más que cuidarla, siempre le habían agradado aquellos seres mágicos y cuando el profesor lo extendió ante él enarco una ceja algo sorprendido la primera vez, antes de tomarlo con sus manos con cuidado. Lo miro durante unos largos segundos que parecieron eternos y solo desvió la mirada cuando el profesor de nuevo les dijo que cuidarían de él. Al menos así podrían conocerlo y saber exactamente como eran.

Con uno de sus dedos de forma cuidadosa lo acarició despacio y luego lo dejo sobre su hombro derecho, notando como se sujetaba bien, estaba acostumbrado a ver aquellos seres estar en hombros y cabezas de sus dueños, así que sería una forma de llevarlo, cuidarlo y que pudiera atender a clases. Notó como Jenna se acercaba para acariciarlo, pero él solo presto atención a las palabras del profesor, seguían con la clasificación de criaturas mágicas ahora hablando de la 4. Antes de poder decir nada, Jenna se adelanto lo cual provocó que sonriera de medio lado levantando la mano después para hablar – Las esfinges, suelen proteger tesoros en su mayoría, aunque no siempre son agresivas solo cuando su tesoro se ve en peligro. – Tras su aportación se cayó de nuevo, echando un ojo al Puffskein que parecía muy cómodo en su nuevo lugar.

Ares no podía entender como es que había llegado tarde... Bueno, sí, sí que sabía como es que había llegado tarde. Se le habían pegado las sábanas de mala manera y cuando quiso darse cuenta su reloj ya hasta había dejado de sonar. Maldijo por lo bajo en lengua Pársel sin poder evitarlo y saltó de la cama; últimamente lo único que hacía era dormir. Dormir y otras actividades extra curriculares que no tenían por decirse en una voz demasiado alta. El joven rió suavemente ante sus propios pensamientos y se duchó y vistió a velocidad luz, bufando y esperando no necesitar demasiado peso ese día... Aunque siempre podría reclinarse contra alguno de sus compañeros y leer si necesitaba algún tipo de libro. Negó suavemente, dejando que sus cabellos se terminasen de secar de forma natural y corrió en dirección al lago, lugar, que por cierto, le quedaba algo lejos; no pasó ni siquiera a comer algo ya que realmente iba atrasado.

Con el libro en una de sus manos (Al final le dio tiempo a coger el que su hermana le había prestado.) y caminando a paso rápido, sin perder de vista lo que tenía que hacer y a donde tenía que ir, Ares se preguntó desde cuando le interesaba llegar pronto a una clase (Sí, así de indiferente era con todo.) pero luego cayó en la cuenta de que aquella clase sí que le interesaba y que era una de las pocas que conseguían animarle verdaderamente el curso. Bufó y casi sintió que el alma le volvía al cuerpo cuando divisó el lago. A saber que horas eran y lo tarde que llegaba; esperaba que no demasiado, al menos. Llegó justo al momento en el que el profesor parecía hacer una nueva tanda de preguntas y, con cuidado de no molestar a nadie, Ares tomó asiento en una roca que había más o menos cerca de una de chica perteneciente a Gryffindor, la cual parecía estar concentrada en escribir y anotar todo lo que el Profesor dijese. Se acomodó mejor sobre la roca y observó con atención, escuchando con el mismo detalle al tiempo que dejaba que sus dedos se entrelazaran entre sí bajo las largas y anchas mangas de su túnica luego de haber dejado el libro descansando en su regazo.

Bajó ligeramente la mirada, como pensativo, dejando que sus ideas fluyesen para contestar a su profesor, aunque realmente no sabía si debía hacerlo ya que o quería interrumpir demasiado la clase cuando recién había llegado, sin embargo, elevó la mirada y la fijo en el mayor luego de haberse disculpado con anterioridad con una venia en forma de cabeceo y el descenso de únicamente sus hombros y torso segundos después de haberse sentado. – Quizás por que, aunque sean civilizadas siguen teniendo esa parte de sí mismos que ni ellos pueden controlar a menos que alguien los ayude. – Susurró, pero en un tono audible para que pudiera ser escuchado sin problema. Se quedó pensativo unos momentos, como si bucease entre los recovecos de su propia mente para obtener un nombre a la segunda pregunta de su profesor. – El Basilisco. – Murmuró de nuevo, frunciendo el ceño y saboreando la palabra como si no estuviese del todo seguro de ella, sin embargo, no se retracto, si estaba equivocado, lo bueno era ser corregido y saberlo para así evitar confusiones futuras.

- Diez puntos para Ravenclaw –dijo al oír la explicación de la señorita Wells- Efectivamente, los semi-humanos son criaturas a las que hay que tratar con gran respeto, además, que tenga algo de forma humana no siempre quiere decir que van a tener el mismo raciocinio –le sonrió a la estudiante de Ravenclaw por su segundo aporte.- Muy bien, el Snidget, cinco puntos más para Ravenclaw, pero esa criatura no está considerada como peligrosa y tampoco es un semi-humano, ¿sabe por qué entonces se le da la clasificación 4?

Mientras aguardaba la respuesta de la chica se dirigió a los demás estudiantes, reparando en el joven a quién le había dejado el Puffskein.- Exacto, las Esfinges, una criatura de la que saben muy bien los Ravenclaw, cinco punto más para la casa –dijo señalando al joven, desviando la mirada hacia un muchacho de Slytherin, uno que aunque hablara muy despacio, igual pudo escucharle- No puedo estar más de acuerdo, estudiante Huang –le sonrió con sutileza, él muy bien sabía por todo lo que habían tenido que pasar los seres del agua para alcanzar una clasificación respetable, hasta antes de eso solo eran considerados “bestias”.- Bien, los Thestral –dijo simplemente- Cinco puntos para Slytherin.

El comentario de un estudiante que había llegado relativamente tarde llamó su atención, parecía que los estudiantes de hoy en día aplicaban mucho el término “comprensión”, lo que sin duda le alegraba mucho, parecían haber quedado muy atrás los días en que los magos no se paraban a pensar ni un momento en las criaturas.

- Es por eso, estudiante Jade, que el término “semi-humano” estuvo en discusión tanto tiempo dentro del ministerio, al igual que el nivel de clasificación de las criaturas, si nos pusieramos a discutir sobre aquellos criterios y normas, créame que estaríamos más de una clase pegados en ello –se acomodó en la piedra y negó sutil con la cabeza- Lamento decirle, que el Basilisco tienes una clasificación cinco, el número máximo, criaturas altamente peligrosas de las que hablaremos a continuación –su mirada se fue hacia el pequeño novato de Ravenclaw- El Kelpie, muy bien, otros cinco punto para la Casa.

Movió su túnica para liberar mejor sus manos y continuar con la clase. Luego de hacer el recuento mental con los puntos otorgados se dispuso a ir al último punto teórico, el que comprendía a las criaturas más feroces y peligrosas conocidas para los magos.

- Y por último, está la clasificación 5: Criaturas que tienen la reputación de asesinar magos, son imposibles de entrenar o domesticar, peligrosas en todo sentido. De estas criaturas es mejor mantenerse lejos, y si se llegan a topar con alguna de ellas es mejor que tengan un par de buenos hechizos aprendidos, si no, será mejor correr –repasó a los estudiantes, esperando a que los bolígrafos terminaran de sonar sobre el papel para poder continuar- Un ejemplo de clasificación 5 serían las Quimeras, criaturas que son consideradas más bien ‘monstruos’ por los magos.
“Ahora que hemos terminado de ver las clasificaciones, pasaremos a realizar pequeñas exposiciones. Les daré quince minutos para que preparen una breve disertación, en donde hablaran de una criatura a su elección, teniendo en cuenta los siguientes puntos:
- Debe ser una criatura con la que hayan tenido contacto, de la que crean saber lo suficiente como para hablarnos de ella. De no ser así, una entonces de la que tengan especial conocimiento, pero ojo, será mucho más valorada aquella exposición que surja a partir de la experiencia propia con alguna criatura. Hablar del Puffskein no cuenta.
- Si saben su clasificación, decirla antes de comenzar la disertación.
- Hacer la disertación es totalmente voluntario.
Y es todo, aquellos que decidan pasar adelante tendrán puntos extras en su examen final.”

Sonrió una vez más a todos sus estudiantes y volvió a ponerse de pie, caminando entre los estudiantes para finalmente sentarse en una de las pequeñas rocas, como si fuera un estudiante más.- ¿Y bien? ¿Quién será el primero?

Escuchó al profesor sonriendo de lado contenta por recibir puntos para su casa, asintiendo de nuevo hacía la pregunta que le hizo el profesor. -Por estar en peligro de extinción. Antiguamente se le cazaba por sus valiosas alas y sus ojos parecidos a rubís, aunque la época en la que más peligro corrieron fue cuando se les uso en el quidditch dándolo caza como la ahora snich dorada, llegando a acabar con muchos de ellos hasta casi extinguirlos por completo- sonrió al profesor esperando que aquella contestación fuera del agrado del contrarío.

Se quedó en silenció observando a sus demás compañeros, elevó de nuevo la mano hacía el hombro de Davon acariciando al puffskein, escuchando el suave ronroneo que emitía por sus caricias, mientras sonreía por cada punto que ganaba su casa por las contestaciones que daban los demás asistentes de la casa Ravenclaw aquella clase. Se giró de nuevo cuando escuchó la ultima clasificación de las criaturas mágicas tomando apunte de todo aquello con su pluma en su pergamino, sintiendo la lengua del pequeño animal peludo en su mejilla, pensando en como un animal tan pequeño podía tener una lengua tan larga, se alejó un poco para poder escribir mejor.

Presto atención al trabajo que acababa poner el profesor resoplando un poco, mirando a su al redor a la espera de que algún otro compañero fuera el que tomara la palabra en aquel momento, ya que no se le ocurría en aquel momento de que podía hablar, además de que ya había hablado bastante anteriormente.

Escucho las palabras del profesor con conciencia de lo que este decía en realidad no sabía muy bien sobre aquellas criaturas, no más de lo que conocía de libros si había pensado que una experiencia viva sería mucho más cómoda para él, además de vibrante nunca lograba pasarle nada demasiado interesante o importante, por lo que aquello lo sería. En su mente comenzó a recabar toda la información que poseía sobre la Esfinge el animal que había escogido en aquella clase en particular, ya que no la había tenido delante nunca seguramente tendría que hacer uso de sus miles de horas de lectura. Cuando el profesor se sentó esperando que alguno de los alumnos lo llamara, él solo levantó su mano – Yo mismo iniciaré profesor – Susurró en un tono bajo ya que no le gustaba la idea de que todo el mundo le fijara sobre él todo el tiempo. En el momento que sus pies iban a moverse para encaminarse al contrario alguien interrumpió la clase por unos segundos- Profesor Ansem, lamento la molestia, pero uno de sus alumnos debe regresar al castillo, por un asunto familiar. Señor Williams, acompáñeme. – Sabía que era un alumno de tercer curso, pero cuando escucho la palabra familiar su corazón se cerró en un puño pensando en su madre, camino un poco de vuelta a su antiguo puesto y llevó su mano hasta el Puffskein hasta dejarlo en la cabeza de Jenna, su única amiga en el lugar. – Cuídalo pequeña – murmuró besando su mejilla y haciendo una venia ante el profesor como disculpa de salir de la clase y se encamino con el alumno mayor hacía el castillo.